El 26 de octubre, Dios mediante, mis padres celebrarán 50 años de matrimonio, 50 años de fidelidad, lo que coloquialmente llamamos “bodas de oro”.

Mi madre, una de mis más fieles seguidoras en las redes sociales y también de este Blog, ya se habrá dado cuenta que varios de los artículos que he escrito (¿Sabes que siente un niño en el terreno de juego? Son niños, no seas Hooligan, o bien Más padre y menos entrenador, etc.), son sencillamente un fiel reflejo de las cosas que ella me ha enseñado con su ejemplo sencillo, certero y bien regado de grandes dosis de cariño.

Son incontables las noches, los fines de semana y las horas extras de trabajo que mis padres han acumulado para que mis hermanos y yo, hayamos podido ir al colegio que creían más adecuado -aún a costa de desplazarnos-, o nos han animado a realizar actividades extraescolares aunque eso supusiera limitar algunas actividades que a ellos les hubieran gustado más, … todo con el objetivo de procurarnos un futuro mejor.

Estoy seguro que en estos 50 años de matrimonio, más alguno de noviazgo, ha habido momentos difíciles, como los hay en toda relación, pero a través de la confianza, la paciencia (¡mucha paciencia!) y amor, los han superado.

Hace unos días asistí a un partido de rugby. Ante la dureza del juego y la fuerza de aquellas jugadoras, pregunté a la coordinadora de uno de los clubes: «¿no les duele?». Ella me respondió, más o menos: «quieren jugar a rugby y han aprendido a soportar el dolor. Tienen capacidad de aguante». Esa analogía me sirve para estos 50 años de matrimonio de mis padres: ellos han afrontado sus dificultades, han querido superarlas y han aprendido a hacerlo juntos.

Serían innumerables los valores que me han enseñado a vivir, no solo en teoría sino en la práctica, con su propio ejemplo. Aún recuerdo, cercano el periodo de Navidad, las bolsas de tabletas de turrón que teníamos en el coche y que repartíamos a la gente necesitada que nos pedía en los semáforos y por la calle. También la dedicación en mi actividad extraescolar o en la de mi hermano, de ahí salió mi artículo Gracias padres. Deporte Base , escrito hace unas semanas.

Parece que la alta humedad de Barcelona se acumula misteriosamente en mis ojos y no puedo terminar de otra forma que dicendo: Gràcies mare, gràcies pare!

Alex Porqueras – @aporqueras