Ya en la parte final de esta serie de posts sobre las virtudes y valores en el deporte, pongamos negro sobre blanco algunas ideas sobre la virtud de la templanza: una de las cuatro virtudes cardinales. Puedes leer también sobre fortaleza y justicia.
Aristóteles indicaba que la virtud es la justa medida, la excelencia, el equilibro, el mejor modo de ser de todo lo que tiene una función.
En este caso, la templanza, siguiendo también un ejemplo de F. Torralba, se opone a la frigidez, pero también al apasionamiento. Unas reacciones propias de toda actividad humana y habituales en el deporte y en la competición.
Podemos ver en la templanza aquella virtud que nos permite moderar los apetitos sujetándolos a la razón, al entendimiento y sentido común. Asegurando el dominio de la voluntad ante los instintos.
Una templanza demostrada en la forma de celebrar una victoria (euforia desatada, subidón o exaltación desmedida,…) o bien en la aceptación de una derrota (lloros, amargura y desaires con una falta de educación más que llamativa,…).
En el deporte base, en cada una de esas circunstancias vemos un buen momento para aprender a conocerse y ser consciente de nuestras limitaciones. En la practica deportiva, podemos aprender – con un buen entrenador-, a controlar y dominar nuestros primitivos instintos (el ansia o la furia de ganar a todo coste o la revancha y envidia ante la derrota).
También podemos ver en la templanza aquella virtud de moderación de la disciplina. Situación actual en que los medios de comunicación, a través de constantes anuncios publicitarios de marcas de bebidas, perfumes, ropa…, nos transmiten y abocan a una situación de inmediatez, de éxito fácil y cómodo sin apenas esfuerzo.
Habituales aspiraciones idílicas y poco reales de pérdida de peso, de puesta en forma, de aprendizaje de idiomas…, situaciones en las que poco se valora el necesario esfuerzo y la obligada constancia. Sabemos que, por el contrario, en el mundo del deporte, el esfuerzo, el trabajo y la constancia son fundamentales. Y dónde el éxito deportivo, no siempre es el más habitual como escribí en el artículo: ¿Qué buscan los padres en el deporte de sus hijos?
En la templanza, el ejemplo de los padres, entrenadores y profesores es especialmente importante. Es fundamental enseñar a vivir con alegría cada una de las situaciones y/o contrariedades habituales y procurando transmitir ideales elevados que conducen a la una satisfacción sólida, a una alegría profunda, más honda y duradera, en lugar de buscar un placer superficial y duradero como la luz de una bengala.
Termino con dos frases de conocidos personajes:
- Se necesita poseer un espíritu fuerte para conservar la moderación, la templanza, cuando todo nos va bien. (Séneca)
- Lo que mejor sienta a la juventud es la modestia, el pudor, el amor a la templanza y la justicia. Tales son las virtudes que deben formar su carácter. (Sócrates)
Alex Porqueras – @aporqueras
1 Francesc Torralba. “El deporte, agente configurador del ethos” (Educació Social. Revista d’Intervenció Socioeducativa, 65, 13-29).
Que complejo es ser un buen entrenador / formador… pienso que muchas veces demasiada responsabilidad y pocos recursos para hacer bien el trabajo.
Gracias por escribir!
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